lunes, 25 de febrero de 2013

Historia de una mañana







Salió muy temprano por la mañana, ya no estaba acostumbrada a madrugar y a media mañana, en una de las largas esperas que le tocó hacer, casi llegó a dar cabezadas en la silla en la que estaba sentada, aunque también era posible que fuera la consecuencia del descanso después de haber estado una hora seguida de pie

Cuando terminó con todo, se sintió felíz al salir a la calle y notar el aire frío que le daba en la cara y el sol que, cuando se dejaba ver, ya quería empezar a calentar; hizo un alto para tomar un café, pues el estómago vacío estaba reclamando lo suyo y después de un pequeño traslado en transporte público, pensaba darse un paseo, algo que tenía un poco olvidado y la temperatura ya casi a las dos de la tarde se prestaba para ello, pero la realidad hizo que el largo paseo se quedara reducido a uno muy corto, cuando el cansancio pudo más que las buenas intenciones

Era una realidad que no podía olvidar, que cada vez tenía más presente y no podía evitar que el miedo y la preocupación se adueñaran una vez más de sus pensamientos, mientras se dirigía en autobús hasta su casa; en el bolso llevaba un libro, casi nunca se le olvidaba aunque eso significara añadir algo más de peso, pero esa mañana solo lo había utilizado a primera hora en el metro, en su cabeza daban vueltas otras preocupaciones y le resultaba muy difícil concentrarse para leer, prefirió ir mirando la calle, las personas que se movían deprisa de un lado para otro, cada una de ellas con sus alegrías, sus tristezas y seguro que también con sus propias preocupaciones

Las nubes iban ocupando cada vez algo más de espacio en el cielo, pero a pesar de ellas, el sol continuaba brillando a ratos, como queriendo decir que él iba a seguir siempre ahí y que su luz y su calor no iban a dejar de acompañarles; aunque algunas veces pareciera que el gris iba a ser el color dominante, como ocurrió aquel día, en el fondo sabía que la luz y el brillo del sol terminarían por imponerse a todo lo demás




   



1 comentario:

  1. La luz y el sol siempre acaban imponiéndose. eso no quita que pasemos días grisis. A veces, muy grises. Un abrazo: Joan Josep

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